Como apunté la posibilidad de que, el origen de la aldea de Pol y aún otras, viniera de un asentamiento castreño de Seburros o Zoelas (ubicado en el castro do Ponton) y siguiendo el desarrollo de esta teoría, siendo estas tribus expertas en el lino, sobre todo los Zoelas, no es de extrañar que tal actividad llegara a nuestro días, pues hasta mediados del siglo pasado en Pol se cultivó el lino; y en Aranza y Val. En Val mis ojos vieron funcionar telares apropiados para el lino.
Por cierto, es también a medidos del pasado siglo cuando se produce en la aldea el más importante descenso demográfico; la agricultura y ganadería de supervivencia, malamente dan para comer: El trigo del agro, el pan de las leiras del monte, la patata, los nabos, los prados y la recolecta de castañas y nueces no son suficientes para vivir y entonces, no hay otra... emigrar.
Apuntes de la Historia de Pol
Discurre paralela a las poblaciones de su Parroquia; Aranza y Val; un mundo para mis primeros años. La rectoral vivienda del presbítero-párroco, pastor, presbítero, la Iglesia y el cementerio, aparecían ante mis ojos al abrir la ventana. El pastor de hombres, encargado del rebaño del señor y de registrar los acontecimientos en sus libros o cuadernos parroquiales, tendrá, a buen recaudo, sin duda, la memoria histórica de la Aldea. Estará, o debiera, porque “en torno” a la Iglesia y bajo la autoridad del párroco, discurrió la vida de los parroquianos. No es posible tratar la cuestión sin recordar la influencia de la Iglesia-parroquia Santa María de Pol, curas, párrocos, sacerdotes, clérigos, vicarios, abates, presbíteros o como quierase que se llamaron y aún hoy se llaman, tuvieron en los pobladores de Pol, Aranza y Val; no solo lugar para cultivar almas, tierras y gentes, también patrimonio eclesiástico para administrar.
Hubo y existe, a mi entender, desconocimiento y falta de interés por el “saber”, en el que me incluyo, casí rayando con la desmemoria, aunque me consta, que en Pol, hay buena memoria para las cosas de “antes”: hechos, acontecimientos, cuentos, leyendas y otras cuestiones y no tanto, en lo que se refiere a los acontecimientos más próximos, lo que podríamos llamar Memoria Histórica, incluso, de la Guerra Civil; si tienen recuerdos, y los tienen, se callan. ¿Porque, el silencio? ¿Quien sabe? Quizás sea mejor así; puede que con ello ganemos en la forma de convivir. Todos sabemos que en los inicios de la guerra, las aldeas gallegas fueron vaciadas de hombres jóvenes para engrosar en el ejército sublevado; reclutados a la fuerza sin otra opción, obligados a proteger a sus familias atrapadas en la aldeas y en Pol no debió ser diferente. Cierto que hubo quien se sumo con entusiasmo al bando de los “nacionales” y quienes a la defensa de la República, aunque claro, estos tuvieron que buscar refugio en los montes. Estás cosas aún hoy son tabú.
Habría muchas historias que contar, algunas especialmente interesantes pero me limitare, por el momento, a dejar unas breves notas sobre mi bisabuelo materno Don Vicente Fontal y Gómez. Seguramente merecedor de otro relator más imparcial, a mi me puede ascendencia, intento rescatar del "olvido" a quíen en su época fue sin duda, una figura relevante en la historia. Por aquellos años, (1834 a 1908) no hay duda en que un Maestro de instrucción primaria, titulado por el rector de la Universidad de Santiago de Compostela, emigrado a Madrid y habiendo estado al servicio de la modista de Isabel II y retornado a la aldea natal, por fuerza debió dejar huella. ¿Que me lleva a rescatar su figura? Sin duda la herencia de sangre, y mostrar algunas “pequeñas” faltas de información sobre hechos ocultos, quizás enterrados por represalias inmerecidas.
Vicente Fontal, fue injustamente, acusado de Carlista, apresado y encarcelado en Becerreá; fueron por él, nada menos que diecinueve guardias civiles; le sorprendieron en plena noche... pues de no ser así …según sus escritos, es posible que no hubieran logrado capturarlo. Esto sucede en Noviembre de 1874 y lo mantiene en prisión hasta Febrero de 1875 en que es liberado tras haberse demostrado la falsedad de la denuncia de sus adversarios. Consta que le supuso “mucho gasto” Resulta curioso que en Becerreá, en las mismas fechas, finalizando la tercera guerra carlista, también fuera apresado Nuñez Saavedra reconocido líder carlista, a sus hombres les atribuyen el incendio del registro de Neira de Xusá. Así comprendí porque, Vicente Fontal y Gómez, acudió por aquél tiempo al Notario de Baralla para dar fe de sus tierras y titulación académica, guardando varias copias en la propia casa y también sus lamentaciones “sobre los gastos ocasionados”, dado que era común en aquella época, “comprar” la libertad era una forma de recaudar fondos. Lo que no entendí es como pudo ser acusado de Carlista una persona cercana al servicio de la reina Isabel II.
Cabe señalar que a pesar de la cercanía con la Baralla, la villa capital del Concello, Pol nunca gozó de privilegios, más bien al contrario; baste decir, que hasta en la Web del Concello se refiere a Pol, señalando que el lugar es de “Clima templado e húmido pero bastante san, báñao o río Pol que baixa da Pena do Pico, terreo de mediana calidade, camiños malos”. Lo del clima y la mediana calidad de los terrenos no parece competencia del Concello, pero los malos caminos... en la Web uno puede descubrir que el nombre de Pol puede proceder de Paullus / Paulus / Pollus, Aranza de Aranthicus/Aranticus, Arantius, Val de Vallius/Valius, Vilameixe de Villa de Massius/Messius cuestión en mi opinión, intrascendente, pero en fin...
Situación geográfica y orografía
Pol, Santa María, pertenece a la comarca de Os Ancares, situada al Sureste de la provincia de Lugo, llena de esplendida vegetación; es sin duda la comarca más agreste de toda Galicia y la componen cinco Concellos: As Nogais, Cervantes, Piedrafita do Cebreiro, Becerreá y Baralla.
Es al Concello de Baralla al que pertenece Pol y el área geográfica donde se sitúa esta presidida por el monte da Pena (Pena do Pico) cuya altitud supera por poco, cota de los 1000 metros.
En sus laderas nacen las aguas que bañan los prados de Pol, ubicados más abajo, sobre la cota 500 y como en toda la comarca; es en los valles donde se extienden los prados y en las laderas los carballos, abedules y acebos, dejando las zonas más elevadas para ser tapizadas por xestas e toxos
Cerca de 300 Has. de terrenos, se reparten los vecinos de Pol, la gran mayoría pertenecen a monte bajo tapizado por uces, xestas e toxos.
Los vecinos de Aranza, se distribuyen 205 Has. y los de Val sobre 50, aunque la cuestión no es exacta dado que algunos vecinos tienen tierras en ambos lugares.
Xestas e toxos van quedando cada vez menos. Nogales, castaños, manzanos y en general los frutales se cuidan algo más que los carballos pero también van menguando.
Años atrás, se recogían todos los frutos, todo era poco: nada se podía desperdiciar, eran los tiempos del “gran caldero” en él tenían cabida todas las “sobras” y lo que no eran sobras. Nabos, patatas, manzanas, remolachas se “escaldan” para alimento del ganado... atrás, en el olvido, también quedan los grandes “magostos” que se hacían en la recogida de la castaña. Hay quien dice que en los “magostos” los jóvenes bailaban desnudos, tiznados, pintados de negro; el ritual es de leyenda y debió ser en tiempos primitivos, hoy casí no se recogen, quizás por lo mal pagadas que están o por que que es una dura tarea reservada a los más jóvenes y en la aldea quedan pocos.
Sobre el modo de vida
Las tierras destinada a los cultivos agrícolas se encuentran en el agro y en las “penelas” escasas para cubrir las necesidades propias y producir excedentes por lo que se recurría a roturar el monte; tierras “cavadas” para sembrar en ellas centeno, no quedan lejos los tiempos “de las humeantes tolas” En estos días, una buena parte de estas tierras están ocupadas por pinos de reforestación.
Hasta hace relativamente poco tiempo “a vaquiña” rubia, “marela”, do país, era la “panacea”; ella proporciona, leche, carne en forma de terneros y lo más importante la “fuerza” para las labores. Con que mimo se la trataba, recibía en algunos casos mas cuidado que los hijos, incluso de la lluvia se la protegía y a “pacer” del ramal se la llevaba. Aquella vaquiña que aportaba “calefacción” “dende a corte” ahora, pobriña, sin apenas salir del establo, comparte estabulación con sus “congéneres de importación” más capacitadas para la producción láctea, aunque en la aldea aún recorren los caminos en busca del verde de los prados.
Las condiciones de producción agrícola y ganadera han cambiado y mucho, al igual que las formas de vida los sistemas de almacenaje y construcción.
Han desaparecido “os palleiros”, “as airas” y las “palleiras” ya no se utilizan para guardar los aperos de labranza en ellas hoy duerme la maquinaria agrícola.
Son otros tiempos y ya hablaremos de ellos.
El carro, vehículo imprescindible en los tiempos pasados ha desaparecido, no tardaremos mucho en poder contemplarlo verlo en los museos; para obtener una imagen de él, como en esta ocasión, hay que hacer una labor de investigación, a mi me llevó a Val y proporciono la oportunidad de encontrarme con viejos amigos. Estos dos carros “non volveran os camiños e corredoiras”
El progreso arrincona las viejas herramientas y también a las personas incapaces de adaptarse...
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